Investigación

Durante mi segundo viaje a Italia, en el año 2016, mientras realizaba mi maestría de «Historia de la Iglesia en América Hispana». Viajé a la ciudad de Asís, a la basílica mayor, donde pude apreciar los 28 frescos de Giotto di Bondone (1296) que narran la vida de San Francisco de Asis y pude notar una gran relación entre los frescos de Giotto y las pinturas de la Escuela Cuzqueña, exhibidas en Santiago de Chile, dentro del museo colonial de San Francisco.

Con aproximadamente 341 años de diferencia, la iconografía Franciscana, había llegado a las latitudes americanas, lo que genera varias interrogantes; ¿Cómo fue esto posible? ¿Dónde y cómo llegó a nuestra región? ¿Cuáles fueron los aportes culturales relacionados a esta iconografía?

Para resolver estas interrogantes, decidí embarcar un largo viaje por toda la región andina para investigar. 

Gracias a las cartillas que se encuentran en el Museo de San Francisco y otros datos relacionados (Bolivia, la Paz, Potosí), descubrí que la fuente, de donde se expande la serie de San Francisco en Hispanoamérica, es la Escuela Cuzqueña del Perú y desde ella, se extiende a varios países de la región como Argentina, Colombia, Chile, Bolivia, Ecuador y, por supuesto, varias localidades del Perú. 

Es muy interesante notar, que las pinturas producidas en Hispanoamérica, tienen muchos elementos culturales propios de los pueblos indígenas que habitaban antes de la inculturación de la fe Católica. Los frailes franciscanos, dominicos y, ya entrado el siglo XVIII, con los sacerdotes jesuitas, enseñaron tanto los conceptos teológicos de la fe, como los humanistas que traían de Europa, lo que desencadenó en la transformación del barroco tradicional europeo, al barroco hispanoamericano, en este caso, con la escuela cuzqueña del Perú.

El estilo barroco cuzqueño, tiene varios elementos agregados como sus colores vívidos; los fondos descritos casi siempre con bosques o ciudades, principalmente la ciudad de Cuzco; los rostros tienen varios rasgos mestizos hispanoamericanos y; el «broqueteado»: técnica de pintura, que es aplicación del color oro, en pequeñas planchas, para los decorados en vestidos, auras, decoraciones y bordados.